El cruce

"A Travessia" es más que una simple representación de mi vida cotidiana; es una metáfora del viaje espiritual que todos enfrentamos. Inspirada en un sueño poderoso, la pintura refleja el momento en que me encontré ante un estrecho puente de madera, suspendido sobre un abismo infinito. Cada paso, cada intento de mantener el equilibrio, simboliza la confianza que deposito en Dios para superar los desafíos de la vida.

En la pintura, mis roles de madre, costurera e hija se entrelazan con este camino de fe. La presencia de mi madre, a pesar de su enfermedad, y de mis hijos a mi alrededor representa los lazos que me sostienen al afrontar momentos difíciles. Pero en el centro de todo esto se encuentra una mujer de mirada distante: una mujer que sueña, confía y avanza.

Esta pieza es una invitación a quienes están en su propio camino, recordándoles que incluso cuando el otro lado parece invisible, la fe nos guía y nos apoya en cada paso.

"El Cruce" es más que una representación de mi vida cotidiana; es una metáfora del viaje espiritual que todos enfrentamos. Inspirada en un sueño impactante, la pintura refleja el momento en que me encontré frente a un estrecho puente de madera, suspendido sobre un abismo infinito. Cada paso, cada intento de equilibrio, simboliza la confianza que deposito en Dios para superar los desafíos de la vida. En la pintura, la rutina de madre, costurera e hija se entrelaza con este camino de fe. La presencia de mi madre, incluso en su enfermedad, y la de mis hijos a mi alrededor, representan los lazos que me sostienen mientras afronto momentos difíciles. Pero en el centro de todo está la mujer de mirada distante, que sueña, confía y sigue adelante. Esta obra es una invitación a quienes también están en su propia travesía, recordándonos que, incluso cuando el otro lado parece invisible, la fe nos guía y nos sostiene a cada paso.